Las comisiones bancarias, son las que aportan buena parte de los gastos de constitución. Primeramente, va a haber que abonar a la vieja entidad la cantidad que corresponda en término de comisión de cancelación adelantada.
Esta comisión, está calculada sobre una parte del capital por abonar al mismo tiempo de la subrogación y solo procede si de manera expresa se ha pactado en la escritura de la hipoteca, siendo una de los puntos que se pueden negociar ya antes de firmar una hipoteca, más una vez firmada, nos compromete hasta su cancelación. Este importe ronda frecuentemente una cuarta parte o bien medio punto porcentual (0,25 o bien 0,50%) y pocas veces, la nueva entidad bancaria contempla en su propuesta este costo.

Más no son sólo las comisiones las que influyen en el momento de cambiar. Los gastos pertinentes a Registro y Gestoría, asimismo deben sumarse a los gastos del contrato, y si bien muchas entidades plantean hacerse “cargo” de exactamente los mismos, en el caso de que de este modo no sea, va a deber contarse con el dinero preciso para saldarlos. Conforme estimaciones oficiales, los gastos relacionados con la adquisición de la residencia y formalización del préstamo hipotecario, suponen alrededor del 10% del importe financiado.

¿Es el instante para cambiar de hipoteca?

Es el mejor instante para las hipotecas referenciadas a Euríbor con interés variable de los últimos tiempos, la rotura de los diferenciales bajo el 1 % ha conocido ya a lo largo de 2.015 dos grandes movimientos, el último parcialmente reciente y todavía en fase de movilizar ciertas ofertas que no se habían movido desde principios de año. El coste del dinero, en mínimos históricos, una cierta sensación de optimismo relación a los grandes datos económicos y, una postura un tanto más abierta de las entidades financieras sobre las condiciones de concesión, ha motivado esta situación de mejora.

Técnicamente todas y cada una estas ofertas, o bien las mejores de ellas, demandan un grado de vinculación realmente elevado, esto quiere decir que aunque desde la perspectiva del análisis puro y duro del producto, o sea de la hipoteca, las condiciones que se pueden lograr a los máximos niveles de vinculación ya resultan interesantes, estos niveles de vinculación acostumbran a conllevar otros gastos y comisiones que han de ser tenidos en cuenta como un conjunto. Es previsible en todo caso que a lo largo de los primeros meses del próximo año vivamos otra revisión a la baja de los diferenciales, salvo una modificación muy brusca del coste del dinero y una subida considerable del índice de referencia. Entonces encuentra las mejores hipotecas en http://comparador-mejores-hipotecas-baratas.es/

¿Amortizar la hipoteca mejor que ahorrar?

Desde entonces, esta es otra pregunta formidable e interesante y bien difícil de contestar, mejor dicho bien difícil de generalizar. En el fondo estaríamos frente a una reflexión que brota de todo cuanto hemos desarrollado anteriormente: es verdad que estamos en un panorama en el que se cruza la muy, muy baja rentabilidad de los productos de ahorro, garantizados con unos tipos de interés asimismo en mínimos, aquí la duda brota no ya tanto sobre la evolución de los productos de ahorro, sino más bien sobre la futura evolución de la clase de interés y su aplicación directa a la hipoteca. Por eso es de importancia consultar con un comparador hipotecas, en el momento que nos decidamos por esta modalidad de préstamo.comparador hipotecas

Dicho de otra forma, verdaderamente curarse en la salud reduciendo los intereses futuros de la hipoteca, tal como se halla la rentabilidad por poner un ejemplo de los depósitos, puede ser con perfección una buena justificación para la amortización, en vez de destinar el dinero de ahorro a otro género de productos. En cierta forma, y pese a contestar a la compensación de una deuda, aquí podemos comprender asimismo, la amortización como un ejercicio de ahorro proyectado, con lo que cobra sentido y puede ser interesante.

No obstante, lo precedente no debe chocar con la realidad de la necesidad de ahorro a medio y largo plazo, especialmente en un ambiente futuro en el que la necesidad de ingresos complementarios es más que evidente, y en el que la apuesta por herramientas que produzcan estos recursos complementarios, semeja siempre y en todo momento aconsejable. En suma, amortizar puede ser un buen ejercicio de ahorro hoy día, aún mejor que la apuesta por productos de ahorro garantizado, más, siempre y en toda circunstancia desde un análisis global realista de la economía familiar y nuestras posibilidades y necesidades.

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