Es frecuente que lleguen muchos pupilos a nuestra escuela, comentando que han padecido algún tipo de accidente montando a caballo en diferentes lugares: de camino por el campo, en un paseo por la playa…

La hípica, es considerada un deporte de riesgo y como en todo, pueden generarse accidentes. De la misma manera, que aquel que se sube a un vehículo o bien se mete en la ducha, a sabiendas de que puede resbalarse.
En una ruta a caballo, debemos tomar todas y cada una de las medias precisas para disminuir al mínimo los posibles peligros y poder practicar la equitación en un ambiente seguro.

El caballo
Para un caballista principiante, es conveniente un caballo con mucha experiencia. En las escuelas, nos servimos de lo que llamamos “caballos profesores”, son aquellos que ayudan al pupilo a lo largo de la clase. En general son caballos mansos, con buen carácter y una cierta edad, que llevan muchos años dando clases y saben lo que deben hacer en todo y cada instante.
Los caballos para clases, habrían de estar adecuadamente domados y tener las habilidades convenientes dependiendo de la actividad que se vaya a efectuar. No es exactamente lo mismo, un caballo para un pupilo principiante que para otro más avanzado, si es para pequeños o bien adultos, aún si se emplea para sesiones de hipoterapia o bien equinoterapia.

En ningún caso, es conveniente que una persona novata monte un caballo joven, inquieto y también inestable, en tanto que probablemente finalice en una mala experiencia, que pueda aun llegar a ser peligrosa para el caballista, el caballo y el resto de personas en la pista.

Otra cosa es, si hablamos de una persona con nivel avanzado o bien aún un profesional, que deben montar caballos de todo tipo, domesticarlos y prepararlos para la disciplina en la que vayan a trabajar.

Antes de efectuar una ruta a caballo, debemos tener la seguridad de montar con un mínimo de experiencia

-El maestro
La persona al cargo de una clase, se transforma en un factor de vital relevancia en el momento de poder eludir una situación de riesgo. Debe estar al loro a todo, jinetes y caballos, más así mismo a lo que sucede alrededor de ellos, puesto que los caballos pueden asustarse fácilmente: de alguien que pase corriendo cerca, de un turismo o bien aún del movimiento de alguna prenda.

Es esencial, que el maestro conozca bien a sus caballos y pupilos, para saber que puede solicitar y esperar de cada uno de ellos, antes de efectuar una ruta a caballo.
Además de esto, debe tratarse de una persona temperada, que sepa actuar ante diferentes situaciones y que sea capaz de transmitir calma y seguridad a sus pupilos y caballos.

Ajustar las clases a las circunstancias
La clase, debe darse en un espacio seguro y preparado para ello, teniendo presente diferentes factores, entre ellos las inclemencias meteorológicas, como el viento. No se debe montar, en un sitio donde se estén moviendo telas, haya riesgo que se vuele algún objeto o bien pueda aun desplomarse un árbol.
Además de esto, las clases deben seguir un procedimiento de enseñanza, desde el cómo se efectúan algunos ejercicios y se repiten hasta hacerlos apropiadamente. Los ejercicios, tienen un orden y no se debe pasar al siguiente si no se domina el nivel precedente, de igual forma que se debe aprender a sumar y restar antes que a multiplicar.

Basándonos en todo ello, desde nuestra escuela de equitación, aconsejamos siempre y en todo momento a los pupilos que valoren la situación antes de montar y en el caso de duda o bien de no fiarse de la persona encargada de hacer la actividad, no se suban al caballo.

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